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EL ARTE DE JUGAR DOBLES (J.M. Jones)

El juego de Dobles es rápido y emocionante, dos factores que contribuyen grandemente a encontrar placer en el juego. Existe, también, una responsabilidad compartida de forma que el perder no resulta tan desmoralizador como en Singles, mientras que el ganar tampoco es tan personal a los efectos del amor propio.

Un factor principal distingue los Singles de los Dobles: en Singles, los métodos defensivos proporcionan -con bastante frecuencia- el triunfo; en Dobles, esto no sucede nunca o muy raramente, por ello, la victoria se inclina -la mayor parte de las veces- del lado de los que poseen un servicio, una devolución y unas voleas potentes, así como un acertado posicionamiento al momento de jugar pasivamente.

Servicio

Al servir en Dobles, el requisito mas importante es dominar al que devuelve; obligarle a replegarse y mantenerle en vilo. Fallar el 1er. servicio alivia la presión sobre quien devuelve, aun cuando el 2do. servicio acarree tanta potencia y profundidad como el 1ro.

Lo cierto es que, cada vez que el que sirve falla el 1er. servicio, la confianza de quien devuelve asciende hasta las nubes; en consecuencia, debido a que el éxito va tan ligado a la confianza, las probabilidades de ejecutar una devolución potente resultan desproporcionadamente superiores a la realidad de la situación.

Existe una ligera ventaja en medir mas de 1.80 metros , ya que es mas probable que un jugador de estas características genere mayor potencia que aquel que mida menos de tal altura. En contrapartida, el jugador de poca estatura deberá explotar al máximo su superior cualidad en cuanto movilidad para equilibrar el juego respecto a aquella virtud de semejante servidor.

La esencia de un buen servicio en Dobles es colocar consecuentemente una primera pelota en juego, haciendo que pique casi sobre la línea de servicio, en la zona de la derecha junto a la línea del centro, y en la zona de la izquierda sobre la línea del centro o muy abierta sobre el reves. Debe darse suficiente penetración para impedir que quien devuelve pueda desplazarse hacia delante al ejecutar su golpe.

De esta forma, el inevitable servicio en profundidad a un 75% de la potencia máxima debe ser variado, ocasionalmente, con alteraciones de efecto, potencia y dirección.

La esencia de una acertada táctica resulta de mantener al otro en vilo, llevarle ventaja, aunque solo sea de un paso, en el pensamiento. No cargar demasiado el acento en la variedad, pues entonces deviene, por si misma, estereotipada; asumiendo riesgos de resultar anticipable y previsible.

Las estadísticas muestran una proporción de 3 a 1 de puntos ganados cuando el 1er. servicio entra, mientras que sobre el 2do. servicio surge una ligera diferencia a favor de quien devuelve. Por añadidura, las probabilidades de que el compañero de quien sirve, colocado sobre la red, intercepte y remate la devolución del servicio sobre el 1er. servicio son altas, mientras que sobre el 2do. servicio resultan casi inexistentes.

Respecto a la mejor posición del servidor en Dobles, resulta ser a medio camino, es decir, considerando el largo de la línea del fondo de la cancha, entre la marca del centro y la línea lateral exterior.

Puesto que, normalmente, se cargara el juego sobre el reves del contrario, la posición, en la zona derecha, será mas próxima a la marca del centro y, en la zona de la izquierda, un poco mas contigua a la línea de lado.

Aplicar tipos de variación sistemáticamente diferentes en ambas zonas de la cancha puede resultar una buena idea, pues esto contribuirá a mantener en vilo a quien devuelve.

Al servir en Dobles, resulta preciso ignorar la posibilidad de sacar en falta, de manera abalanzarse a la red tan pronto y tan cerca de ella como se pueda para impactar la primera volea lo mas alto posible.

En conjunto se ejerce mas presión sobre quien devuelve con un rematador activo como compañero de quien sirve, pero el método principal para ganar puntos resulta de consolidar una posición ventajosa en la red, puesto que -en esta área de la cancha- los ángulos ofrecidos son anchos y el tiempo economizado en impactar la pelota resulta precioso.

Es conveniente establecer, previamente, acuerdo con el compañero acerca de quien tendrá que cubrir el potencial globo ejecutado por quien devuelve.

Siempre que el compañero se disponga, inequívocamente, a contestar un globo con un smash, quien sirve dará por supuesto que su golpe será fulminante y agresivo, dado que la devolución a un smash fulminante resulta, por regla general, otro globo frecuentemente mas corto. Si, en lugar de ejecutar globos, los oponentes optan por enviarnos pelotas llanas, estaremos idealmente posicionados para rematar y cobrar el punto.

Asimismo, resultara fundamental que la posición que asuma el jugador pasivo -aquel que no interviene activamente en la jugada- sea próxima a un lugar dominante sobre la parte lateral de la red.

El Dobles es un juego de ataque, de manera que convendrá bloquear la red. El éxito reside en alcanzar la red con velocidad; velocidad de pensamiento, reacción y contra-acción.

Estudios geométricos respecto a las dimensiones de la cancha enseñan que las voleas esquinadas ofrecen a los oponentes espacios mas anchos y un campo de acción mas amplio que las enviadas al centro. La inferencia es clara: concentrarse, principalmente, sobre el centro hasta que sobrevenga una apertura para ejecutar una volea esquinada que supere en velocidad los desplazamientos de los defensores.

Asimismo, los golpes orientados al centro atraen mutuamente a los oponentes, incrementando las probabilidades de tropezones y malas interpretaciones. En este sentido, la mejor manera de precaverse ante esta situación resulta de permitir al jugador que ha ejecutado el ultimo golpe hacerse cargo del siguiente.

Resulta una regla general muy aconsejable desplazarse siempre a lo largo de la misma línea que el ultimo golpe y encargarse de todas las pelotas colocadas entre quien sirve y el compañero, a menos que este ultimo grite "mía".

Cuando se invade terreno del compañero para un remate, el compañero de quien sirve es quien tiene la iniciativa; este y su compañero son la pareja que, normalmente, resultaran descolocados; por tanto, se debe rematar la pelota a toda costa.

Nada resulta mas desmoralizador para la pareja que devuelve que un oponente plantado en la red repartiendo golpes demoledores a diestra y siniestra.

Respecto a los posibles sistemas de señales para indicarse mutuamente las indicaciones, resulta conveniente posicionarse de espaldas a los contrarios de forma no puedan ver la intención expresada. Pero, hasta que no se conviertan en una segunda naturaleza, las señales resultan una carga para la concentración; no tiene la menor utilidad contar con el plan teórico mas adecuado a nuestros fines si se esta excesivamente ocupado pensando en el mismo, pues incluso puede provocar fallar el servicio.

Finalmente, todos estos apuntes teóricos son valiosos, pero habrá -fatalmente- días en que seremos bombardeados por oponentes mas potentes, o no rendiremos lo acostumbrado. En tales días se tropieza con incontables dificultades, de las cuales ninguna resulta mas fastidiosa que la impotencia para impedir que quien devuelve nuestro servicio lo ejecute a poca altura y con la suficiente potencia para permitir que su compañero se aproxime a la red y remate sus voleas.

Devolución

El arte de jugar Dobles exige jerarquizar la devolución a la par del servicio en cuanto orden de importancia.

Las mejores devoluciones resultan mezclas sabiamente combinadas de pelotas cortadas -impactadas en el punto mas elevado del pique-, pelotas muy picadas y con efecto -impactando desde abajo hacia arriba- y pelotas blandas bien esquinadas.

Semejante repertorio obliga al servidor de turno ejecutar voleas desde mas abajo de la altura máxima de la red, lo cual limita el poder de presión potencial ejercido en ofensiva y brinda al compañero una oportunidad dorada para cruzarse por delante e interceptar.

Contra una fuerte oposición, limitarse a devolver la pelota sin ejercer presión resulta insuficiente. En consecuencia, deberemos aceptar el riesgo de fallar ocasionalmente, con el fin de protegernos contra un remate de volea fuera de nuestro alcance.

Al devolver en el Dobles, las pelotas blandas, los efectos que retrasan la pelota y los globos deberían ser las armas principales.

El dinking (pelota blanda) resulta de un impacto flojo ejecutado mientras la pelota del servicio todavía asciende, que se dirige muy esquinadamente sobre la línea de lado del individual y tan cerca de la red como sea posible. Su principal objetivo es forzar al servidor a responder de volea o de sobre-pique prácticamente a ras del suelo; dado que el jugador que contesta al dink se halla muy próximo a la red, su ejecución no lograra el tipo de presión necesaria para generar molestia alguna.

El único peligro en el dinking es que al ser el impacto tan flojo, la pelota pique demasiado alta y el jugador al servicio pueda ralentizar su carrera y empalmar un impacto mortal desde la mitad del rectángulo del servicio, a partir de una pelota a la altura de la red.

Convendrá habilitar otro tipo de devolución que deberá ser empleado ocasionalmente, y que consiste en un impacto llano a lo largo de la línea de lado del compañero de quien sirve. Semejantes devoluciones ayudaran a que el referido se mantenga en su sitio cuando se ejecute el golpe y cobrar ventaja cuando este se halla desplazado con demasiada rapidez, descolocándose en su afán por cruzarse para rematar la pelota.

Al devolver jugando Dobles, es necesario superar en astucia a quien sirve y a su compañero. Para ello, obsérvese la preparación del servicio muy atentamente: encontraremos hábitos reveladores que delatan, por anticipado, donde ubicara la pelota.

Desde el momento en que la pelota abandona la mano de quien sirve, no hay que perderla de vista: clavar, materialmente, la mirada en ella!.

Siempre que nuestra devolución resulte rápida y baja, las probabilidades de que el oponente impacte una volea demoledora no serán muy considerables.

Las líneas y la red no se mueven. Los adversarios, si. Memoricemos, hasta que sea como una segunda naturaleza, donde están exactamente ubicadas las líneas laterales y la banda de la red con relación a la altura de cada pelota desde todas las posiciones sobre la cancha, y vigilemos la pelota como un halcón vigila la presa en su vuelo. Al efectuar este ejercicio mental con pleno automatismo, nuestro cerebro superara en reflejos a los de la pareja contraria.

Debido a que el factor tiempo tiene mucha importancia cuando jugamos Dobles, resulta preciso aproximarse bastante mas veces a la red para devolver el servicio que en Singles. Además de ahorrar tiempo, esta acción confiere impactar la pelota a mayor altura sobre el nivel del suelo. Esta mayor altura, sumada a una posición mas adelantada en el momento de la devolución, incrementara los ángulos abiertos y permitirá incordiar, con positiva eficacia, a la pareja contraria cuando se tiene el servicio.

Cada vez que el 1er. servicio no entre, convendrá adelantarse dos (2) pasos para recibir el 2do. Aprendamos a envolver la pelota. Perfilemos nuestra posición al tiempo que el que sirve alza la pelota con la mano, como para indicar que nos proponemos restar el servicio a partir del fore-hand (drive -perfil constructor y destructor-) con toda la potencia, desplazándonos lateralmente lo que convenga. En ocasiones, permanezcamos quietos para devolver el 1er. servicio, y hagamos todo lo imaginable -dentro de las reglas- para incordiar a quien sirve, pero percatándonos de que esto entraña riesgos. Normalmente, se debe asumir el riesgo debe perder, de todos modos, el punto y, también, el riesgo de parecer ingenuos. Pero, decididamente, el riesgo resulta inherente a todos los deportes y, en el tenis, este carácter se maximiza. Aprendamos, pues, a calcular y a medir los riesgos resultantes de las decisiones tomadas. Pensemos, pensemos y no paremos de pensar todo el tiempo!.

El Dobles competitivo se caracteriza por la elaboración de estratagemas tendientes a permitir que el compañero de quien sirve remate de volea invadiendo el sector de su pareja. Esta tendencia cobra vida, la mayoría de las veces, en la zona izquierda de la cancha en comparación con la zona derecha.

Las razones de este aspecto sobresaliente del arte de jugar Dobles se basan en que, en la zona izquierda, existen diferencias de orden practico:

•  la mayor parte de los servicios irán esquinados sobre el reves en lugar de a lo largo de la línea central;

•  todas las interceptaciones del compañero de quien sirve entrañaran el empleo de la volea de reves;

•  a causa de que la devolución cruzada debe ser ampliamente esquinada con el fin de eludir al compañero del que sirve en la red, la pelota tiene mas trayecto en su recorrido y ofrece al compañero de quien sirve una fracción de segundo mas para pensar y actuar.

Ocasionalmente, quien devuelve debería lanzar globos sobre el oponente ubicado en la red, especialmente si este exhibe tendencia a cruzarse demasiado.

El 90% de los jugadores de tenis, generalmente ejecutan el globo demasiado tarde y cuando resulta una obviedad que van a responder de esta manera. La razón principal estriba en que consideran al globo como un golpe estrictamente defensivo, mas allá de que, con frecuencia, sea justamente esto. Pero puede y debería ser un arma ofensiva, especialmente utilizada cuando el oponente ha quedado desplazado y se apresura a recobrar su posición original.

La esencia de una táctica exitosa resulta de la sorpresa, y el globo ofensivo acredita todas las virtudes de un ace (servicio ganador que ni siquiera roza la raqueta del devolvedor) por revestir el doble carácter de sorpresa y de anonadamiento. Ciertamente, resulta un golpe difícil de dominar pues reclama un sólido criterio (cuando ejecutar), una técnica perfecta (como ejecutar) y una muñeca privilegiada (utilización de diferentes grips -empuñaduras-).

 

Posicionamiento

El posicionamiento del jugador pasivo -aquel que no interviene activamente en la jugada- resulta extremadamente importante, sino decisivo. Mucho dependerá de los relativos puntos fuertes de quien sirve y de quien devuelva.

El posicionamiento del compañero de quien devuelve dependerá de tres (3) variables:

•  la fuerza del servicio y de la 1ra. volea;

•  la efectividad quien devuelve;

•  los reflejos y la habilidad en las voleas del compañero de quien devuelve.

Sintéticamente, el 99% de los partidos de Dobles resultan ganados por la pareja que ataca. En consecuencia, cuando no hay mas remedio que decidirse entre lo aventurado y la seguridad escueta y mezquina, debemos elegir lo aventurado.

La aventura es estimulante y engendra optimismo. La actitud de "seguridad ante todo", llevada al paroxismo, empequeñece; puede que reporte un set al principio de un partido, pero no resulta susceptible de prevalecer -sistemáticamente- en un momento critico al final de un 2do. o 3er. set (tie/break).

El posicionamiento optimo del compañero de quien devuelve se sitúa, aproximadamente, entre la línea del servicio y las dos terceras partes, dentro del rectángulo del servicio, de la distancia que media entre esta ultima y la red; e, incluso, mas cerca de la misma si es que quien sirve no ejecuta con potencia, o quien devuelve suele imprimir fuerza a su impacto, o una combinación de ambos factores.

Conviene aplicar rigurosamente estos patrones de posicionamiento ya que permitirán lograr el máximo objetivo en el arte de jugar Dobles : cruzarse e interceptar la pelota con absoluta decisión rematando en aquel mismo momento .

El posicionamiento hábil y el conocimiento exacto para cubrir correctamente los ángulos valen muchos puntos durante un partido. Estas habilidades y estos conocimientos se adquieren, principalmente, en el curso de las competiciones pero no resulta desestimable acudir a la sabiduría tenistica registrada por los 500 años de historia que nuestro virtuoso deporte acredita.

Es posible desarrollar la compenetración con el compañero mientras entrenamos, pero hacen falta partidos para que la dupla piense como una sola persona y actué bajo los parámetros de los antiguos guerreros samuráis, o los propios de la falange espartana, a partir de sus códigos de adiestramiento y de entrenamiento determinados como fundamento del paradigma deportivo británico, del cual nació nuestro virtuoso deporte.

Por ello, cuando la dupla logra pensar al unísono, automáticamente, ambos jugadores se desplazan como uno solo para posicionarse en la bisectriz de todos los ángulos ofrecidos al oponente, en posesión de la pelota en aquel preciso momento.

Ciertamente, incumbe a cada jugador dar ánimos a su compañero. No de manera profusa ni demasiado obviamente, sino sigilosamente y con franqueza.

Convendrá olvidarse de lo brillante que es "mi" juego, no debe importar que el compañero se encuentre bajo de forma y nos haga perder. En el arte de jugar Dobles, habrá que cesar de pensar individualmente; en su lugar, debemos pensar en el bien común de la dupla. Aprendamos a pensar en función de la pareja, no como individuo. Aportemos lo mejor de nosotros mismos al compañero. El ego personal carece de importancia: ganamos o perdemos como pareja!.

Finalmente, el entrenamiento y la táctica poseen valor por si mismos, independientemente de sus recompensas externas (trofeos, medallas, etc.). La felicidad es una cualidad huidiza. Si se busca deliberadamente, a menudo se muestra esquiva. Mas, si nos sumimos completamente en alguna actividad, transcurridos algunos meses o algunos anios, comprobaremos que hemos estado demasiado ocupados para que semejantes ideas abstractas -como la felicidad- agobien nuestra mente, pese a lo cual hemos sido, entretanto, sumamente felices. Como reza el antiguo adagio: "Viajar esperanzado es mas satisfactorio que llegar a destino".

 
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